La suba de precios continúa afectando a los alimentos y la carne vacuna, uno de los productos más consumidos por los argentinos, no es la excepción. En las últimas semanas se han registrado incrementos que preocupan a los consumidores, especialmente porque también se trasladan a otras proteínas como el pollo. Para comprender los motivos detrás de esta tendencia, Diario San Rafael y FM Vos 94.5 dialogaron con Sergio Pedace, vicepresidente de la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores de Carne.
Pedace comenzó explicando que los incrementos recientes se deben a un reacomodamiento del mercado iniciado a finales de febrero, y que se profundizó en marzo y abril debido a factores como los feriados, la falta de hacienda y las condiciones climáticas. Pero el problema de fondo, según remarcó, es la baja en la cantidad de animales disponibles. “El gran problema que tenemos en la Argentina es la falta de stock ganadero. Lo que tendría que ser noticia no es que aumente la carne, sino que estos dos últimos años bajamos el 5 por ciento del stock ganadero en la Argentina”, advirtió.
El dirigente fue contundente respecto a las causas de esta situación. “Las malas políticas de tantos años, la falta de previsibilidad de tantos gobiernos, hacen que en su momento el productor se vuelva a la soja, al maíz, a otros cultivos, y el ganado lo empezó a dejar de lado”, explicó. Además, remarcó que “tenemos el mismo stock ganadero prácticamente de hace 40 o 50 años, con el doble de población”.
Frente a este panorama, las consultoras privadas estiman que el precio de la carne tuvo un incremento del 4 por ciento en abril y acumula un 24 por ciento en lo que va del año. A futuro, Pedace se mostró cauto pero no descartó nuevas subas: “Con un dólar estable, con una exportación que está muy tranquila porque no hay novillos, creemos que llegamos a un pequeño techo. Pero estamos abiertos al mundo y si de golpe Europa o Estados Unidos piden más carne con este tipo de dólar, puede haber un incremento”.
Otro punto clave del precio final que paga el consumidor tiene que ver con los impuestos. “Somos la única actividad que paga los impuestos por adelantado. Cada seis meses estamos pagando ingresos brutos, el IVA cada vez que faenamos un animal”, detalló Pedace. Además, mencionó que como el valor del novillo y del ternero aumentó, el cálculo de esos impuestos también subió, afectando aún más al precio final. “De cada provincia tenemos ingresos brutos que lo paga el productor, el faenador, el matarife, el carnicero. El ingreso bruto lo terminamos pagando tres, cuatro, cinco personas, y eso se vuelca al precio de Doña Rosa, como decimos nosotros”.
También criticó la carga adicional que representa el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA). “Ese instituto lo sacaron en el 2001 por ley, entonces es muy difícil para el Gobierno poder actuar, tienen que modificar la ley. No es un impuesto, pero es prácticamente como si lo fuera. Nosotros pedimos que sea optativo, porque el 80 por ciento de lo que se paga va a promoción exterior y no ha funcionado”.
Por último, se refirió a la posibilidad de que el Gobierno impulse la importación de carne para frenar los aumentos. “Uruguay y Brasil han mejorado mucho su calidad. Brasil en los años 60 tenía 50 millones de cabezas, en el 78 tenía 100 millones y hoy tiene más de 200 millones. Como devaluó, hoy está más barato que Argentina. Está la posibilidad, como dijeron, de que entró algo en Misiones de asado brasilero”, comentó. En ese contexto, planteó un problema estructural: “Tenemos que trabajar sobre el estándar sanitario único en la Argentina. Tener dos estándares, desde el río Colorado para abajo, no puede ir carne con hueso por el tema de la fiebre aftosa. Esa barrera sanitaria hace que Brasil pueda vender en el sur argentino con hueso y nosotros no”.
Según su evaluación, si persiste el faltante de carne en el mercado local, no es descabellado pensar en importaciones. “Es oferta y demanda, puede llegar a pasar. Al haber faltante de carne, no es descabellado que podamos importar algo”, concluyó.

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